lunes, 8 de noviembre de 2010

La y griega

Con las ínfulas indepedencistas ¡qué ganas nos entraron de no parecernos a nadie!

¿Cuáles son las razones de la Rae para que a la y griega a partir de ahora llamemos ye?

Si nos quitan la y griega ¿por qué no nos quitan también la latina? Al fin y al cabo las dos fueron importaciones, extranjerismos. Presentadme una sola letra de nuestra exclusiva paternidad y os prometo daros todos los reinos del mundo y la gloria de ellos. Todo lo que tenemos, y no me refiero sólo al lenguaje, nos es ajeno. Nuestra casa, del banco. La receta, de la abuela. La deuda pública, del FMI. El cero, de los mayas. Un roto, del calcetín. El dolor de muelas, de los carbohidratos de la tarta. De Rumanía, los gitanos de Las Galias. Y mi santa, de su querida mamá. En este mundo global y multiétnico no queremos que nos confundan con nadie, ¡y menos con los griegos! que ahora andan al borde de la quiebra. ¡Así nos va de sobrados!

Hasta hoy yo me pavoneé de la estirpe helénica, olímpica y casi mitológica de nuestra penúltima letra. ¡Ay cómo me alegraba su cadencia final y desatada en el canto del abecedario allá en la escuela mixta y unitaria!

A este paso, cristianizando, españolizando, marroquizando, americanizando como propio todas nuestras conquistas seculares, nos quedaremos sin nada. Nosotros, sin Perejil y sin la Alhambra, Gibraltar sin su Peñón, Mohamed sin el Aaiún, el Papa sin audiencia, el rabo sin su sartén. Porque nada es nuestro que anteriormente no haya sido de otros. Todo es de todos. Y si patentizamos la y llamándola en román palatino ye como quien llama de manera indeterminada a quien no conoce (¡¡o-ye!!), no sé si esta buena letra nos responderá como hasta ahora. Que cuando yo llamo a mi perro por un nombre que no es el suyo, el can me mira desconfiado y vuelve la cabeza para otro lado.

Antes cuando yo intentaba ligar mi nombre con otro nombre acudía a la y griega, copulativa y amable. Ahora cuando tenga que recurrir a la ye para enamorar a alguien, no sé si resultará.

4 comentarios:

  1. Bueno Juan Serrano, no desesperes. Quizá la ye no sea tan amable y copulativa como la y griega, pero no me negarás que, tradicionalmente, suena a baile. Igual por ahí la cópula no se resiste. Y además, tiene un sonido muy americano, casi como un "ou yeah", muy apropiado para los tiempos que corren, para el "establecimiento" y "consolidación" de nuevos lazos sociales, por otra parte tan necesarios. O sea, tranquilo. ¿Entre todos los afanes de control que se llevan a cabo, científicos y pseudocientíficos, tecnológicos, psicológicos etc.,cómo iban a quedarse atrás los académicos? Ya no se trata sólo de registrar nuevas voces, sino de dejar su marca en el lenguaje. ¡Pobres incautos! Un fuerte abrazo y ánimo. GizPedre.

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  2. La RAE debería leer este post.
    Porque das un repaso a todo y a todos.
    Estos cambios y afán de independencia a costa de cambiar cosas que están bien y no dañan a nadie, como que no se entiende ¿verdad?
    Digo yo que mejores cosas hay sobre las que inventar o renovar, o cambiar y asimilar.

    Me gustó mucho la narrativa que has utilizado sobre todo con el ejemplo final, copulando con la y griega, ya no sonará igual,....

    Un besazo.

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  3. Y lo de los acentos, no digámos...
    Genial entrada "ye" irónica "ye" sarcastica...
    A mi me gustan los grigos como primos y los latinajos que desapareceran en pro del los "otros",siempre ingleses o americanos,con los que poco tenemos que ver,si no es con la maldita globalización...
    Te animo a mandarlo a cualquier medio seguro que te lo publican...
    Besicos.
    Ah,gracias por tu generosidad al comentar en mi ventana.

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  4. El comentario del "anónimo" no tiene desperdicio. Así son las palabras, Juan, cuando el pensamiento dicta.

    El lenguaje nos retrata. Cuando las palabras pierden su verdadero significado...

    Abrazos ¡cómo no...!

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