jueves, 13 de octubre de 2011

Eterno femenino



"Sabía que la forma que tenía Picasso de quitarse
de encima una mujer tras otra, era pintarlas" (Françoisse Gilot)


El pintor, un obsesivo. Siempre dale que dale con lo mismo. Un autista que se siente seguro embebido en su automatismo circular y rítmico. Hoy quiero quitarle al pintor de sus manos la brocha de sus flores cacofónicas, los azules de sus demoiselles repetidas; y se pone como un basilisco, como si yo quisiera arrancarle de la carne su virilidad arrogante. Y me dice:
La base de mi estabilidad emocional consiste en pintar siempre el eterno femenino. ¡Mira el sol, la luna, si no caminaran por sus coordenadas de siempre! ¿qué sería de nosostros?
El pintor se siente perdido si no echa todos los días hacia su estudio del bulevar de Clichy por el mismo callejón del Humo. Siempre pintando a sus amantes, sus viudas, la bravura de su toro dolorido. Y le pregunto:
¿Por qué esta manía tuya de hacer siempre el mismo recorrido, de pintar los mismos senos, el mismo busto, el mismo pelo, el mismo ombligo?
El pintor, como si yo le hubiera puesto en bandeja su respuesta, animado me contesta:
Hasta que no vea en mi tela empapada cómo se desbordan de leche los pechos de mis mujeres, no pararé de pintarlas.

1 comentario:

  1. Pues iba listo el buen señor jajaja
    A mí en ese terreno me caía gordísimo, porque creo que trataba a las mujeres con cierta crueldad.
    Un abrazo

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