lunes, 21 de julio de 2014

Cuenta atrás



Sentado junto al partíor de las 25 tahúllas. Hoy tumba del agua. Ayer distribuidor de regueros y cequetas despelotadas al aire entre cantos de soles y zambillidos de rana. Tan sólo cinco años para amargar lo que otrora fueron dulces salmos de laudes y amaneceres, aromas de utopías y esperanzas, versos en vivo de huertos floridos, poemas de colores y aromas.

Hace un lustro que enterraron la acequia y el mundo cabreado inició su calvario desbocado a la distopía. Camiones de graba enclaustraron, entubaron su lecho. Tapiaron porvenires y amapolas. No somos islas. Tan sólo un débil y caprichoso aleteo del emperador del País de Las Cacatolias hace tambalear las montañas del Himalaya. Cambio climático. Catástrofes naturales (?). Calentamiento global. Deforestación. Depradación humana. Del azul vivífico y exuberante, al gris ceniza decadente. Los días del Planeta están contados. Estamos en la cuenta atrás. Diez, nueve, ocho....

Esta mañana calenturienta de Julio, dos fotos en paralelo distribuidas por la Nasa, revelan, cual visión aterradora, la certeza científica de que nuestro Mundo ha sido mordido cual granos de panizo por el gusano cogollero. La Tierra camino del Apocalipsis.

Como un niño, siempre creí en la inmortalidad de las horas, en la imposibilidad de que lo que es, nunca dejaría de ser. Puro engaño. Y así como en esta feria no podremos comer como antaño en familia las sabrosas panochas del maíz, mañana mis nietos se quedarán también sin la casa de sus ancestros. 

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