sábado, 14 de noviembre de 2015

De luto está la torre



Hay sucesos que por su horror y crueldad nos sobrecogen de tal manera que nos dejan en estado de shock. Uno de ello el de hoy, el de los atentados de París.

No llego a comprender la capacidad de maldad que los humanos albergamos en la cueva de nuestro infierno interior. Tampoco sé cuáles son las causas que nos mueven a ser verdugos y asesinos de nuestros semejantes. Cada día me pregunto por qué el hombre no es bueno conforme a su naturaleza. Y yo mismo sabiamente me respondo: la libertad. Pues bien ¡maldita sea hoy esa libertad que nos define y asiste! Mejor nos hubiera ido haber sido sólo guijarros o grava de rambla inmunda:
Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque ésa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
(Lo Fatal. Rubén Darío)

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