lunes, 4 de julio de 2016

Las flores del don pedro





(A raíz de un comentario al Principito de Saint-Exupéry)

No es lo mismo leer por ejemplo Es tan misterioso el país de las lágrimas, junto a tu pareja después de haber hecho el amor, que descubrir esta frase cuando el hambre te atormenta, no tienes nada que llevarte al corazón, o estás completamente solo en medio de la marabunta.

Consumidas las soflamas subidas del alma y apagado el sonoro crepitar de las flores del don pedro, cualquier lectura teñida de nostalgia nos hace caer en un profundo pozo de tristeza, en medio del desierto, y a los pies del motor averiado y chamuscado de nuestro cuerpo. Creo a veces que con los años, con los traqueteos y lecciones de la vida, con mis aciertos y fracasos estoy en la cima de la historia dorada de la vida.

Y heme aquí de nuevo con el motor de mi orgullo tragando tierra. Aún no he abandonado La Vanidad, ese segundo planeta, ese mueble inútil con el que a diario decoro mi diminuta casa. Si a alguien se le ocurriera visitarme, se sorprendería de mi estupidez amueblando mis interiores con cosas tan inútiles. Pues al lugar donde me llevan mis pasos, como dice el propio Principito: Es demasiado lejos y no puedo llevar este cuerpo que pesa demasiado.

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